Por Carroll Rios de Rodríguez
Presidente, Instituto Fe y Libertad
crios@feylibertad.org
En 2012, dos guatemaltecas coincidimos en un enorme congreso en Grand Rapids (Michigan), organizado por el Instituto Acton. Alrededor de mil personas entraban y salían de los salones del centro de convenciones. Desfilaban ante nosotros cristianos ortodoxos con largas ropas negras y skufias, así como pastores evangélicos, rabinos judíos y sacerdotes católicos. Monjas, maestros, enfermeras, hombres y mujeres de negocios, estudiantes y profesores universitarios —todos estábamos allí para aprender más sobre cómo hacer compatible nuestras creencias religiosas con sanas orientaciones económicas y políticas—. El ambiente nos encantó: era abierto y cordial, y propiciaba discusiones profundas.
El fundador de Acton, el sacerdote católico Robert Sirico, explicó a los participantes del congreso, que él nombró a su organización en memoria del historiador y autor inglés, Lord Acton, quien afirmó que la verdadera libertad no es licencia para hacer cualquier cosa que a uno se le ocurra, sino para hacer lo que uno debe hacer. La libertad debe ser guiada por la verdad. Él y su cofundador, el actual presidente de Acton Institute, Kris Mauren, creían que era necesario recordar a nuevas generaciones la sinergia entre la herencia cultural judeocristiana y el valor de la libertad.
¡Algo así necesitamos en Guatemala!, exclamamos las dos chapinas. Regresamos llenas de energías y platicábamos de esta experiencia con amigos. Pronto nos dimos cuenta de que nuestros colegas, tanto cristianos evangélicos como católicos, también tenían deseos de explorar estas ideas. Sentíamos que la voz de los creyentes permanecía ausente entre el coro de voces defensoras de la libertad, la vida y la propiedad privada. Pero ¿qué hacer?, ¿un club de lectura?, ¿sesiones periódicas para dialogar?, ¿algún emprendimiento poco comprometedor, que no nos quitara el sueño? Ni siquiera habían transcurrido dos o tres reuniones exploratorias cuando caímos en cuenta de que teníamos que hacer las cosas bien hechas: teníamos que fundar un instituto.
Así nació, en el 2014, el Instituto Fe y Libertad (IFYL), como un centro de estudio e investigación sobre las ideas de la libertad, la filosofía, economía y teología. El IFYL busca impulsar el florecimiento humano promoviendo la libertad individual y los principios judeocristianos. Abordamos a públicos diversos, desde estudiantes, militares y cadetes, hasta jueces, académicos y líderes religiosos. Organizamos seminarios, talleres, cineforos, conferencias y otras actividades. Mantenemos la conversación viva a través de un blog, una revista académica y libros que publica nuestra propia editorial. Además, tenemos un pódcast y un programa mensual llamado Entre Amigos.
Ocho años después de iniciada la labor, estamos estrenando oficinas, por primera vez, en el nivel 9 del Edificio Medika 10. Nos emociona esta nueva etapa para el IFYL, porque dicha oficina nos permitirá llegar a más personas y desempeñar mejor nuestro trabajo.
A lo largo de estos ocho años, hemos confirmado la corazonada que tuvimos al inicio: los guatemaltecos nos beneficiamos mucho al entrar en contacto con estas estimulantes ideas. Necesitamos comprender mejor cómo se combate la pobreza, cómo se promueve el emprendimiento, en qué consisten las instituciones sociales que traen progreso y cuáles son los obstáculos al desarrollo económico y político de una nación. Los creyentes queremos servir a Dios y a los demás de la mejor forma posible, y el IFYL nos da luces para orientar nuestros esfuerzos en la dirección correcta y abonar al bienestar de nuestras familias y comunidades.
No dude en visitarnos si nuestras actividades le llaman la atención, ¡estamos para servirle!